Hablemos sobre APEGO: ¿qué es y qué tipos hay?
Últimamente y cada vez más se habla sobre el apego. Algo que antes estaba totalmente invisibilizado y no había nada de información acerca de ello, cada vez está más a la orden del día, pero vamos a ahondar más en ello y hablar en profundidad sobre qué es y qué tipos de apego hay.
¿Qué es el apego?
El apego como tal no es más que la forma que tenemos de concebir el amor y la intimidad, es la manera que tenemos de amar, que está en gran parte predeterminada sobre todo por cómo ha sido nuestra infancia y cómo nuestros padres o cuidadores principales han cuidado de nosotros y nos han querido y tratado.
En base a esas primeras experiencias se va configurando nuestro sistema nervioso y sistema de creencias y nuestra percepción y concepción de las relaciones y el amor. Con lo cuál, en base a esas experiencias tempranas podemos desarrollar hasta cuatro estilos de apego diferentes, es decir cuatro maneras de amar y percibir el amor.
Los orígenes del apego
El psicólogo John Bowlby, fue quién empezó a hablar de esto en el año 1950, con lo cuál es una teoría que lleva muchos años siendo estudiada y verificada a nivel científico. Bowlby identificó que la relación entre el niño y su cuidador principal es fundamental para su desarrollo emocional y psicológico y argumentó que los vínculos que formamos en la infancia influyen profundamente en cómo nos relacionamos en la adultez.
Además de Bowlby, Mary Ainsworth, una de sus colaboradoras, también aportó mucha información acerca del apego sobre los años 70. Uno de los aportes más destacados que hizo fue el desarrollo del experimento conocido como "la Situación Extraña". En el cuál se pretendía evaluar los diferentes estilos de apego de niños pequeños, a partir de la observación de sus reacciones ante una serie de separaciones y reuniones con su madre en un entorno desconocido.
Este procedimiento evidenció que los niños pueden clasificarse en distintos estilos de apego: seguro, evitativo y ansioso, según cómo respondan a la presencia y ausencia de su cuidador. La Situación Extraña mostró que los patrones de apego influyen en la capacidad de los niños para explorar su entorno, manejar la angustia y buscar consuelo, proporcionando una base empírica para entender la importancia de los vínculos tempranos en el desarrollo emocional.
- Los niños con apego seguro: mostraron angustia ante la separación de la madre, pero en cuanto esta volvió, se calmaron rápidamente gracias a su presencia. Utilizan a la madre como una base segura desde la cual exploran el entorno, mostrando confianza en que su madre estará allí para apoyarlos.
- Los niños con apego ansioso: mostraron una angustia extrema ante la separación de la madre y no se calmaban fácilmente ante la vuelta de esta. Su comportamiento es ambivalente, buscando y resistiendo el contacto al mismo tiempo. Su exploración del entorno es limitada debido a su ansiedad constante sobre la disponibilidad de la madre.
- Los niños con apego evitativo: mostraron poca o ninguna angustia ante la separación de la madre y ante su regreso se mostraban también indiferentes, evitando el contacto con esta. Ante el reencuentro, evitan el contacto físico y emocional, mostrando una aparente autosuficiencia, aunque interiormente pueden experimentar estrés.
La aparición de la cuarta categoría, el apego desorganizado vino posteriormente con los estudios de Mary Main y Judith Solomon en la década de 1980, quienes observaron que algunos niños mostraban comportamientos que no encajaban en las categorías establecidas por Ainsworth. Estos niños presentaban comportamientos confusos, contradictorios o desorientados, que no seguían un patrón coherente al enfrentar la separación y el reencuentro con sus cuidadores. En el caso de los niños con este estilo de apego:
- Muestran comportamientos contradictorios: se acercan a la madre pero luego se alejan de forma abrupta, mostrando signos de confusión o temor.
- Miedo hacia el cuidador: pueden evitar el contacto visual, mostrar signos de angustia al acercarse, etc.
- Sus respuestas son impredecibles: ante la separación y el reencuentro pueden reaccionar de cualquier forma. No son respuestas tan predecibles como los demás estilos de apego.
4 estilos de apego
Ahora que ya conoces más acerca de qué es el apego y cómo nació, quiero que entiendas más acerca de los tipos que hay. Porque sí, todo el mundo tiene un estilo de apego, es decir una manera de amar y percibir la intimidad y encaja en mayor o menor medida (nunca somos el 100% de uno, ni es algo categórico, sino más bien dimensional), en un estilo de apego u otro.
1. El estilo de apego seguro
Las personas que tienen un estilo de apego seguro es porque han tenido padres o cuidadores principales que se mostraron consistentes, sensibles y receptivos a sus necesidades de pequeño. Con lo cuál, el niño aprendió que podía confiar en sus figuras de apego para obtener apoyo y consuelo. Se sintió seguro, querido y sabía que podía confíar en ellos.
Así pues, ese es el modelo que aprende y en la adultez lo replica. Por eso son personas que tienden a tener una autoimagen positiva y confían en los demás. Son emocionalmente estables, tienen una alta capacidad para manejar el estrés. En sus relaciones de pareja, buscan una conexión íntima genuina y equitativa, mostrando empatía y comunicación abierta. Son capaces de mantener relaciones saludables y equilibradas, y son buenos en la resolución de problemas y en la negociación de las diferencias.
Ejemplo en una relación de pareja: Ana y Carlos tienen una relación de pareja saludable. Ana confía en Carlos y se siente cómoda siendo vulnerable con él. Cuando Carlos se ausenta por un tiempo, Ana se siente algo ansiosa, pero sabe que Carlos volverá y no duda de su compromiso. Durante los conflictos, Ana y Carlos se comunican abierta y respetuosamente, resolviendo sus diferencias con empatía y apoyo mutuo.
2. El estilo de apego ansioso
La infancia de las personas con este estilo de apego estaba repleta de ambivalencia. Sus padres o cuidadores principales se mostraron inconsistentes ante las necesidades del niño, con lo cuál, estos acaban desarrollando una gran incertidumbre, inseguridad y miedo al abandono, con gran dependencia emocional, puesto que no sabían cuando sería la próxima vez que sus padres desaparecerían.
Por ello, en la adultez, suelen experimentar una alta necesidad de validación y atención en sus relaciones. En sus relaciones de pareja, pueden ser excesivamente dependientes, buscando constantemente garantías de amor y compromiso. Esta necesidad constante puede generar conflictos y malentendidos, llevando a una dinámica de relación más intensa y a veces caótica. También pueden enfrentar dificultades para manejar el estrés y la inseguridad en sus relaciones.
Ejemplo en una relación de pareja: Luis a menudo se siente inseguro en su relación con Marta. Aunque Marta le demuestra su amor y compromiso, Luis busca constantemente confirmaciones de su cariño y le preocupa exageradamente el riesgo de ser abandonado. Cuando Marta está ocupada o no responde de inmediato a sus mensajes, Luis se siente ansioso y puede volverse demandante, intentando obtener señales constantes de que todo está bien.
3. El estilo de apego evitativo
Las personas con estilo de apego evitativo han tenido una infancia con padres o cuidadores principales emocionalmente distantes o fríos. Con lo cuál el niño aprende a suprimir sus necesidades emocionales y a depender principalmente de sí mismo.
Por ello en la adultez, rechazan la intimidad, necesitan sentirse súper independientes (puesto que es a lo que están acostumbrados) y parecen distantes o desconectados de sus relaciones. Por ello pueden evitar la cercanía y la vulnerabilidad en sus relaciones de pareja. Pueden tener dificultades para expresar emociones y para construir conexiones profundas con los demás. En sus relaciones, pueden ser percibidos como fríos o desinteresados, y tienden a evitar el compromiso emocional profundo.
Ejemplo en una relación de pareja: Elena prefiere mantener cierta distancia emocional en su relación con Javier. Aunque aprecia la compañía de Javier, evita profundizar en conversaciones sobre sentimientos o futuros compromisos. Cuando surgen problemas en la relación, Elena puede desconectarse y evitar discutir el asunto, optando por enfocarse en sus propios intereses y necesidades en lugar de abordar el conflicto de manera constructiva.
4. El estilo de apego desorganizado
Las personas con estilo de apego desorganizado, han vivido una infancia donde sus cuidadores principales o padres eran una fuente de miedo o trauma o donde había una gran inconsistencia en las respuestas emocionales. Por ello, los niños desarrollan comportamientos confusos y desorientados debido a la falta de un modelo confiable de cuidado.
En la adultez, pueden enfrentar serios desafíos en la regulación emocional y en la formación de relaciones estables. Su comportamiento puede ser impredecible y conflictivo, con dificultades para establecer y mantener relaciones íntimas y estables. A menudo, estos adultos pueden experimentar altos niveles de ansiedad, depresión y problemas de personalidad. Sus relaciones de pareja pueden ser tumultuosas y disfuncionales, caracterizadas por una falta de coherencia y una alta probabilidad de conflictos graves. También pueden tener dificultades para confiar en los demás y pueden experimentar dificultades para regular sus emociones y comportamientos en situaciones estresantes.
Ejemplo en una relación de pareja: Marcelo tiene una relación complicada con Laura. A menudo, Marcelo muestra comportamientos erráticos: puede ser extremadamente cariñoso en un momento y distante o evasivo al siguiente. Su miedo subyacente a la cercanía emocional lo lleva a crear conflictos o sabotear la relación de manera inconsciente. Laura se siente confundida y frustrada por la impredecibilidad de Marcelo, lo que lleva a una relación inestable y tumultuosa.
En resumen...
Como habrás podido comprobar el apego juega un papel crucial en cómo nos relacionamos y entendemos el amor a lo largo de nuestra vida. Los cuatro estilos de apego (seguro, ansioso, evitativo y desorganizado) se originan en la infancia y tienen un impacto significativo en nuestra forma de conectar con los demás en la adultez.
En Cupido Sobrio, estamos especializados en trauma y apego, así que si te gustaría saber más, conocer cuál es tu estilo de apego y/o transformar tu apego inseguro en uno seguro, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y empezar tu camino terapéutico.
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